Manifiesto 28 abril 2019

28 abril #SinEvaluación #NoHayPRL

Manifiesto 28 abril 2019

Desde USO, denunciamos, un año más, que cada vez es menos seguro trabajar, e ir y volver del trabajo a casa. De nuevo tenemos que conmemorar  el Día Internacional  de la Seguridad y la Salud en el Trabajo lamentado la pérdida de quienes fallecieron, o dando nuestro apoyo a quienes enfermaron  o sufrieron  lesiones a lo largo de 2018.  Afrontamos  2019 con el firme objetivo de luchar para que trabajar no nos cueste ni la salud ni la vida.

La  siniestralidad   laboral  volvió  a  crecer  en  2018.   Durante  el  pasado  año  se produjeron 1.333.002  accidentes, 10.993  más que en 2017.  La cara más trágica de estos datos es el aumento de los accidentes mortales: 652 trabajadores  y trabajadoras  fallecieron  el año pasado, 34 más que en 2017.

El principal  incremento  de los  accidentes mortales se produjo  en los accidentes in itinere, un 9% respecto a 2017. Se trata de una tendencia repetida en los últimos años y que está muy relacionada con los ritmos de trabajo y los horarios irracionales, que impiden la conciliación de la vida familiar y personal y el descanso necesario.

A pesar del aumento  de las enfermedades profesionales  registradas,  un 14,36%  más que en 2017, sigue habiendo una gran infradeclaración  y, por ejemplo, el reconocimiento  de cánceres laborales es meramente simbólico.

Es extremadamente preocupante que el aumento de la siniestralidad  no se ciña solo a los datos absolutos.  USO ha denunciado  que,  desde 2013, se produce un alarmante  cambio en la tendencia descendente que mantenía el índice de incidencia desde 2006, produciéndose un incremento en los cinco últimos años.  Ello implica que la subida no está relacionada con un aumento de la población activa, sino que existen otras causas más profundas que urge investigar y atajar.

A lo largo de estos años de crisis,  se ha debilitado el ya de por sí frágil sistema preventivo, y la mayor parte de las empresas han recortado  la inversión  en prevención. Las que contaban con servicios propios de prevención, han reducido personal y recursos. Por otra parte, el proceso de concentración  que han experimentado   los Servicios  de Prevención  Ajenos (SPA), y la necesidad de rentabilizar  en términos económicos, dificulta  que se realicen con la eficacia deseable las actuaciones de asesoramiento  y apoyo a  la empresa en el cumplimiento de sus  obligaciones preventivas. Desde USO,  también  denunciamos  la precariedad laboral  y la sobrecarga de trabajo de los técnicos del SPA, lo que les impide realizar su labor. Si las condiciones laborales de este colectivo fueran adecuadas, repercutirían  positivamente  en la seguridad de todos y todas.

La  siniestralidad    laboral  y  la temporalidad   se concentran  especialmente  en  las pymes y micropymes, empresas menos sindicalizadas,  y muchas de ellas sin  ni siquiera representación sindical que pueda velar por el mínimo cumplimiento de la norma.

Al recorte en la inversión  en prevención hay que sumar, la precariedad  del empleo. Desde hace años, USO lleva denunciando que las fórmulas de empleo basadas en la temporalidad  suponen un grave problema social, que se traduce en peores condiciones  de trabajo, precariedad  y más daños derivados del trabajo.  La realidad nos demuestra que hay una gran «brecha» en cuanto a los niveles de protección en el trabajo entre las contrataciones temporales y las fijas, provocan do que los trabajadores temporales y los cedidos por ETT sufran más accidentes laborales.

El aumento de la siniestralidad y las deficiencias que día a día nos encontramos y denunciamos en las empresas y las administraciones  públicas, nos hacen llegar a una conclusión clara: el sistema de prevención de riesgos laborales en nuestro país no está funcionando  y no lo está haciendo desde la base, desde el documento  inicial que influye en la planificación  de la prevención: la evaluación de riesgo.

Desde USO, llevamos años denunciando que, debido a los recortes en prevención y a la falta de cultura preventiva, las evaluaciones de riesgos son genéricas, o lo que denominamos de «corta y pega», no recogiendo los riesgos específicos del puesto de trabajo ni las características concretas del trabajador o trabajadora que va a desempeñar dicha actividad. Además, no se actualizan  ante los cambios que se producen en las condiciones laborales ni por los daños que se producen en la salud.

Esta situación, que se fundamenta en hacer prevención «de papel» con la finalidad de evitar sanciones, conlleva un efecto bola de nieve que afecta a toda la acción preventiva. Porque si, la evaluación de riesgos no es específica y no está actualizada, es imposible evitar los riesgos, realizar una planificación de la acción preventiva, prevenir adecuadamente posibles accidentes de trabajo, dolencias derivadas del trabajo, enfermedades profesionales, actuar en caso de riesgo durante el embarazo, etc.  Es decir, es la clave para una acción preventiva eficaz y para desarrollar nuestro trabajo en un entorno seguro y saludable.

De hecho, 24 años después de la entrada en vigor de la Ley de Prevención, en las actuaciones de Inspección de Trabajo en materia de prevención de riesgos laborales, las relacionadas con las evaluaciones de riesgos ocupan el tercer lugar en número de actuaciones y en porcentaje de infracciones, requerimientos y paralizaciones.

Por todo esto, desde USO hemos centrado nuestra campaña del 28 de abril en reivindicar que la evaluación de riesgos es el principio de la prevención y, si en esta pieza clave ya se falla, el trabajo en prevención está viciado desde la base y nunca será efectivo.

El 28 de abril es una oportunidad de llevar el debate sobre la siniestralidad  laboral a la opinión  pública, oportunidad que, ante la convocatoria de elecciones generales, ha quedado totalmente  sepulta­da.  Desde USO,  reclamamos a las administraciones públicas, especialmente al nuevo Gobierno que finalmente se constituya, que tengan como prioridad  la protección de la salud de los trabajadores y trabajadoras, acabando con la precariedad, legislando sobre los aspectos en los que aún estamos desprotegidos, y dando un giro total a la gestión de las mutuas y la incapacidad temporal.

Esta última medida es especialmente  relevante, puesto que no podemos continuar en esta dinámica de negación y ocultación de los daños derivados del trabajo. Las empresas deben dejar de esconder los problemas debajo de la alfombra en connivencia con las administraciones públicas, puesto que la política de ocultación de los problemas de salud derivados del trabajo lo único que está consiguiendo es agravar el problema.

También exigimos más medios  e inversión en reforzar a la Inspección de Trabajo para que pueda llevar a cabo su labor y obligar a las empresas  a cumplir  la ley, evitar los riesgos laborales y protegernos a  los trabajadores y trabajadoras de esta sangría que tantas vidas se está llevando por delante y tanto sufrimiento y enfermedad está causando.

Desde USO,  continuamos reivindicando la figura de los delegados y delegadas de Prevención, quienes son, en algunas  ocasiones, la  única figura que vela por el cumplimiento  de la  ley y se  hace imprescindible su labor de denuncia como única alternativa para obligar a las empresas y a las administraciones públicas a actuar en relación a los riesgos laborales.

¡Ni una muerte  más en el trabajo!

¡Sin evaluación no  hay prevención!

 

USO NESTLÉ LA PENILLA   13/04/2019

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